FLAMINGO, el ave de largas patas.
La colección diseñada por Antoni Arola para VIBIA, FLAMINGO, es la cúspide de una vida dedicada al diseño, un regalo para intercambiar la practicidad por algo elegante que roza lo poético.
Antoni Arola muestra a través de sus proyectos su continua búsqueda de la belleza inspirado en culturas ancestrales y en su particular visión de cómo debe reflejarse la luz para transmitir.
Dicha búsqueda ha sabido llamar la atención alrededor del mundo con exposiciones en ciudades como Barcelona, Madrid, Milán, Londres, México, Nueva York o Tokyo. Además de ser galardonado con el Premio Nacional de Diseño en 2003, cuatro veces con un Premio Delta de Plata y en el año 2012 con un Red Dot Design Award.
Flamingo es un ave de largas patas, delicada, elegante y muy particular.
Así define Antoni Arola al flamenco que todos conocemos, un ave que se vislumbra discretamente en uno de sus últimos proyectos, FLAMINGO para VIBIA.
Con la necesidad de crear una lámpara de ambiente, quisieron ir más allá al plantearse el foco de luz LED como algo externo en vez de limitarse a la tradicional difusión que se genera a través de pantallas.
De este modo, esbozaron una luz más indirecta al exterior y más directa al diseño permitiendo que al proyectarla la luz viajara desde distintos puntos directamente sobre las blancas pantallas y de allí se expandiera a su alrededor en vez de dejar la luz retenida en el interior de la misma. Dichas pantallas son acrílicas y el difusor de metacrilato. Las podéis encontrar en nueve modelos distintos en los que tres de ellos, concretamente los modelos 1515, 1525 y 1535, además se les incorpora un dimmer externo que hace posible que la luz sea regulable desde una determinada distancia, sin obligarnos a levantarnos o bien si la encontramos en una biblioteca o la recepción de un hotel permite que sea el propio cliente quién ajuste la iluminación a su gusto. Los demás modelos son regulables en 1-10 voltios por pulsador.
El efecto ha sido conseguir una lámpara de suspensión con una atmósfera capaz de acogernos con la atenuación perfecta sea cual sea el ambiente que le destinemos.
Recordando a las largas patas del ave que describe Atoni Arola, los cables se vuelven prácticamente invisibles y no por esconderlos, sino porque pasan a formar parte de la misma composición de las piezas consiguiendo funcionalidad a la vez de elegancia, delicadeza y particularidad.
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